Intentamos con el mundo del restaurante, allí servíamos platos exquisitos y atendíamos a nuestros comensales de manera excepcional, como en casa, como sabemos hacerlo; sin embargo, nos dimos cuenta de que ese proyecto no se dio en el momento ni en el lugar adecuado. Así que, con dignidad, lo dejamos ir; pero no nos rendimos, tomamos lo mejor de esa experiencia y comenzamos a buscar más planes A (porque el plan B era volver al empleo).
Primeros pasos: Tiempo después, nos comenzó a rondar la idea de vender juguetes para adultos, fue de esas ideas que van y vienen, las retomas y las vuelves a meter en el baúl, hasta que la última vez que resurgió aplicamos aquello de "se pensó y se hizo", si no, volvería al baúl y quién sabe hasta cuándo. Así que nos decidimos probar con unos poquitos productos de corte tradicional.
Conectamos con nuestros amigos, nos hicimos una cuenta de Instagram y poco a poco comenzamos a ganar seguidores; en unos días tuvimos más de 100 seguidores y comenzaron las primeras ventas.